COMO HACER VALER MIS DERECHOS COMO NIÑOS Y ADOLESCENTES
Es muy importante que sepas que la mejor manera para contribuir a que
se cumplan los derechos de todas las personas es cumpliendo con tus
deberes. Además, si sabes que alguien está haciendo algo que no está
bien o que va en contra de las normas de tu casa, del colegio o del país
debes informarlo a un adulto. En este espacio conocerás algunos
mecanismos que se han creado para hacer valer nuestros derechos como
personas y como ciudadanos, estos son:
- Acción de tutela: Todas las personas, sin necesidad de un abogado, pueden solicitar protección judicial inmediata cuando sus derechos fundamentales sean vulnerados o amenazados por la acción u omisión de cualquier autoridad pública, por ejemplo si están en riesgo el derecho a la vida, integridad, igualdad, intimidad, libertad de expresión y de información, de cultos, etc.
- Derecho de petición: a través de este mecanismo todos los ciudadanos podemos solicitar y obtener información sobre la acción de las autoridades y copia de los documentos que se encuentren en las oficinas públicas y sean de interés de una o varias personas.
- Acción de cumplimiento: Todas las personas podemos acudir ante la autoridad judicial para solicitar que se haga cumplir una ley cuando una autoridad no la cumple.
- Acción popular: Puede ser presentada por una o varias personas contra cualquier autoridad pública o particular (persona natural o jurídica) cuyas acciones u omisiones violen o amenacen un derecho colectivo como el ambiente sano, espacio público, patrimonio cultural, servicios públicos, etc.
- Acción de grupo: Es una acción orientada a la defensa y protección de los derechos e interesas colectivos, debe ser presentada por un mínimo de 20 personas quienes tengan en común la situación que les causó daños o perjuicios
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| © UNICEF/HQ93-1356/Roger LeMoyne |
| Los niños y niñas, como este niño pequeño de China, necesitan el apoyo de sus familias y de todos los miembros de la sociedad. |
La niñez en el marco de derechos humanos.
La Convención sobre los Derechos del Niño establece los derechos que es preciso convertir en realidad para que los niños y niñas desarrollen su pleno potencial y no sufran a causa del hambre, la necesidad, el abandono y los malos tratos. Refleja una nueva visión sobre la infancia. Los niños y niñas no son la propiedad de sus familias ni tampoco son objetos indefensos de la caridad. Son seres humanos y son también los titulares de sus propios derechos. La Convención ofrece una visión del niño como un individuo y como miembro de una familia y una comunidad, con derechos y responsabilidades apropiados para su edad y su etapa de desarrollo.
Al reconocer los derechos de la infancia de esta manera, la Convención se centra firmemente en todos los aspectos del niño y la niña.
La Convención y su aceptación en tantos países han servido para defender la dignidad humana fundamental de todos los niños y niñas y la necesidad urgente de asegurar su bienestar y su desarrollo. La Convención deja muy clara la idea de que una calidad básica de vida debe ser el derecho de todos los niños y las niñas, en lugar de un privilegio que disfrutan solamente unos cuantos.
De derechos abstractos a realidades concretas
A pesar de la existencia de toda esta serie de derechos, los niños y las niñas sufren a causa de la pobreza, la falta de hogar, los malos tratos, el abandono, las enfermedades que se pueden prevenir, la desigualdad en el acceso a la educación y la existencia de sistemas de justicia que no reconocen sus necesidades especiales. Estos son problemas que ocurren tanto en los países industrializados como en aquellos que se encuentran en desarrollo.
La ratificación casi universal de la Convención refleja el compromiso del mundo con los principios que sustentan los derechos de la infancia. Al ratificar la Convención, los gobiernos indican su intención de convertir en realidad este compromiso. Los Estados parte están obligados a enmendar y promulgar leyes y políticas que pongan plenamente en práctica la Convención, y deben asegurar que todas las medidas se tomen en consonancia con el interés superior del niño.
La tarea, sin embargo, debe contar con la participación no sólo de los gobiernos sino de todos los miembros de la sociedad. Las normas y los principios que se articulan en la Convención solamente pueden convertirse en realidad cuando sean respetados por todos, en la familia, en las escuelas y en otras instituciones que proporcionan servicios a la niñez, en las comunidades y en todos los niveles de la administración pública.





















El
56% de la población de Guatemala vive por debajo de la línea de
pobreza. Esta situación tiene especial impacto sobre los niños de grupos
minoritarios. Son consecuencias de la pobreza en la vida de los niños:
los problemas de 


